sábado, 19 de mayo de 2012

Singular expresión gráfica de una época del Perú

Para mi hijo Jamil Siabala Valer


Felipe Guamán Poma de Ayala, el cronista de Indias
Y sus contestatarios dibujos






Autorretrato de Felipe Guamán Poma de Ayala, que está tomando lasrelaciones y leyendas de los indios antiguos, que por sus tocados sedistinguen como procedentes de varias provincias y de varios rangos




M

uy temprano por diciembre, en pleno invierno de 1912, Herr Doktor Richard Pietschmann, según cotidiana rutina apresura salvar la gran puerta de la Real Biblioteca en Copenhagen, Det Kongelige Bibliotek, bella edificación que se levanta al fondo de un parque muy bien cuidado en la hermosa y fría capital de Dinamarca; luego de recorrer un tramo por un corredor encamina sus pasos al Centro de Manuscritos y Libros Raros de aquella sede.




    Det Kongelige Bibliotek, Copenhagen, Dinamarca. Aquí se conserva desde 1690  La Nueva Crónica y Buen Gobierno del peruano Felipe Guamán Poma de Ayala



Regresa todos los días para continuar sus investigaciones respecto a datos de hermenéutica gráfica y bibliotecología que le reportan las narraciones en castellano antiguo y quechua inca que acompañan hieráticos grabados, extraordinarios por la singularidad de su expresión trabajados a la pluma; todo ello contenido en un grueso manuscrito en pergamino e infolio pero incompleto, cuya data del SXVII le era familiar por haber sido su feliz descubridor y conspicuo estudioso.





Se halla en capacidad para desentrañar aquellos dibujos y entreveros de castellano y quechua desde 1909, fecha que en ocasión de una conferencia dio con el manuscrito N° 223 (2232, según Ludeña) y en él, durmiendo un letargo de siglos, un libro en gran formato con ilustraciones, signos, viñetas, leyendas en quechua y castellano que llamó de inmediato su atención, posterior estudio y divulgación.

Ya en ese gabinete, cubierto de impecable mandil blanco, puesto cómodo y a la vista del atril confeccionado a propósito el Dr. Pietchmann absorto, anota y observa cuidadoso, alterna la vista de un extenso mapa del Virreinato del Perú al voluminoso libro y luego a su cuaderno de apuntaciones. Muchos libros conexos le auxilian.



Manuscrito en folio, a la izquierda, ejecución de Túpac Amaru

Su imaginación vuela lejos y repasa con una lupa las peculiaridades bibliográficas de ese manuscrito en gran formato: 1 m de largo 90 cm en el ancho y 22 cm de grosor con cubierta dura y 1179 páginas; estudia en ella los mensajes que un nativo peruano había escrito entre 1584 a 1614 ilustrándolo con dibujos a pluma, algunos de gran factura aunque notoriamente carentes de perspectiva, con leyendas yuxtapuestas muchas en castellano y en quechua las más, que tienen la virtud de informar -de un golpe de vista- un registro fáctico o la descripción de un personaje.  Grabados de singular factura y riqueza expresiva muy propias, que ahora hacen reconocible a su autor D. Felipe Guamán Poma, convertido así en el cronista indiano de mayor importancia que haya contado el Perú con referencia a su pasado desde el punto de vista nativo.

Es así que desde esta lejana sede danesa, repositorio de raras antiguallas bibliográficas de incalculable valor que le han dado celebridad y fama, nuestro aplicado personaje estudia La Nueva Crónica y Buen Gobierno, aquel tesoro peruano en manos privadas, desde remota antigüedad. Conservado en severos anaqueles durante siglos durmió su largo sueño hasta ser descubierto ésta singular y excepcional pieza fuente de ilustración de aquella época de treinta años del pasado del Perú sobre cuya base es posible reconstruir mucho de lo acontecido. Precisamente para ello fue concebido. 

Richard Ludwig Wilhelm Pietschmann

Nació el 24 septiembre 1851 en Stettin, Alemania y habría de fallecer en Göttingen el 17 octubre 1923; bibliotecario, orientalista y antropólogo. 

A él se deben las tareas de investigación primaria que dieron con el tantas veces citado manuscrito indiano y los principales esfuerzos hermenéuticos de La Nueva Crónica y Buen Gobierno del cronista natural de Lucanas, la antigua Huamanga, don Felipe Guamán Poma de Ayala, infolio en el que recogió datos y anotó cuanto acontecimiento y personaje colonial ejerció dominio y poder sobre las poblaciones indígenas y su especial servicio en las minas.

El libro en Dinamarca

Es importante añadir que la Biblioteca Real de Dinamarca es, además, un Museo de antiguos libros de historia de valor inestimable e importancia museal. Los posee provenientes de la biblioteca del Rey, de la propia Real Biblioteca y de importantes colecciones adquiridas con afán especializado durante cuatrocientos años.

Las colecciones se remontan a la década de 1600, cuando el fundador de la biblioteca, Federico III, adquirió un número de bibliotecas privadas daneses en 1650 y 1660. En 1800 la Biblioteca enriqueció con otras colecciones privadas agregadas parcial o totalmente. La más significativa de estas incorporaciones fue la biblioteca ducal del Catillo de Gottorp, en la ciudad de Schleswig. Su existencia se debe que fuera tomada como botín de guerra danés en 1713 y décadas más tarde trasladada a Copenhague.

La colección Otto Thott con gran cantidad de incunables y manuscritos, que llegó a la Biblioteca Real, como un legado de muerte Thott en 1785 y la colección danesa de Henry Hielmstiernes de libros impresos que fuera entregada a la biblioteca en 1807, son notables antecedentes de enriquecimiento patrimonial tan exclusivo. No es raro entonces que un libro de las características del que nos ocupa fuera semejante tentación como para no privarse de su posesión y por el contrario hacer el gasto necesario.

El cronista indiano

Natural de Huamanga, de ilustre prosapia, Felipe Guamán Poma de Ayala, suma a sus nombres de noble estirpe quechua el  apellido castellano Ayala en un ferviente deseo de saberse ante el Rey un gentilhombre o personaje notable que pudiese ser escuchado en real audiencia, ajustado claro está, a los protocolos imperantes.

Los estudiosos han coincidido que la monumental obra escrita en pergamino como lo tenemos informado, formato al folio que suma más de 1000 páginas (1179 para ser exactos), con dibujos a pluma y caracteres quechuas y castellanos, de alguna forma es el instrumento principal con el que su autor pretendió o trató de ajustar su persona al antecedente de la nobleza imperial inca y a un entroncamiento castellano para acercarse al soberano y conseguir su gracia.

Su vida que resulto longeva, pues dice haber alcanzado los ochenta años, estuvo dedicada a tomar nota gráfica y literal de cuanto acontecimiento dañoso o abusivo se ejercitaba sobre el pueblo al que pertenecía, pueblo sometido a la recluta forzosa para trabajar los socavones de las minas del precioso metal, razón y prez de la administración colonial.

Viaja en consecuencia y se desplaza, al parecer sin oposición alguna, por cuanto su obra, explicita denuncia o testimonio elocuente no la había divulgado aún, por obvias razones, o en todo caso lo habría sido para muy allegados más nunca ante autoridad civil o clerical alguna, que dicho sea de paso medraba con celo y conexión con el severo y puntilloso Santo Tribunal de la Inquisición.


En materia de justicia, ajusticiamiento, castigo, alimentación, medicina, vestido, trabajo, costumbres nativas, españolas, religiosas, personajes del pueblo indígena, mestizo y criollo, de la nobleza, del clero y, en fin, cuanto de propio tuvo aquella larga etapa ha quedado impreso y es fuente de consulta, por especialidades.

Impreciso, contradictorio, exagerado o cualesquiera quieran ser los epítetos empleados por los estudiosos ha quedado claro que esta singular obra es un testimonio invaluable de la época que describe. Debe su conocimiento del quechua y lenguas aborígenes, con gran dominio, a su cultura vernácula y alguna instrucción en el castellano por razones de obligación impartida por sacerdotes de la doctrina y los servicios de monaguillo que habría realizado en su mocedad.  

Finalmente, teniendo presente que era su propósito enterar al rey de España de estos tristes acontecimientos que, entre otras consecuencias, habían sido la reducción notable de la población original de tan vasta región que fuera el Perú, considera haber llegado el momento esperado y escribe al Papa; además lo hace, tanto a la correspondiente autoridad de España cuanto a la de Lima para que se ordene el envío de su libro y se cumpla con tal remisión al dominio del monarca, respectivamente.

Cuando tiene lugar su presencia en la vieja ciudad de los Reyes o Lima, donde viaja a edad provecta, nuestro cronista persuadido equivocadamente como estaba que el rey desconocía de los atropellos descritos en su Nueva Crónica y Buen Gobierno, es tomado preso y desaparecidos, tanto su persona como su importante obra.

Así los sucesos acontecidos en el Perú al finalizar el SXVI y empezar el XVII, dibujados y anotados con prolijidad tan personal en quechua y castellano por nuestro cronista D. Felipe Guamán Poma de Ayala, no vieron cumplidos los esfuerzos para el que fueran trabajados durante treinta años; frustrada que fuera el propósito y ocultada su obra que fue extraviada termino el asunto, hasta la notable hazaña del científico alemán, Dr. Pietschmann. Por esta razón era un ilustre desconocido hasta 1908 y es a partir de los estudios nacionales cuando se va certificando su existencia a la luz de documentos administrativos que habría suscrito en títulos de tierras de los comuneros de Quínua. 

Los grabados referentes a los corregidores, padres doctrineros, cuando no alcaldes fueron personajes de la burocracia colonial ante los que en muchas ocasiones hubo de comparecer nuestro acucioso indígena y por ello son sus preferidos, de ellos resultan severos juicios, no exentos de ironía y despecho. Poma era de natural rebelde, inteligente en el idioma de Castilla como en el dominio del quechua de su tierra natal, Huamanga. Cada grabado es una historia y son cientos; veremos en este artículo algunos muy representativos, con sus respectivas descripciones.

No se puede expresar de la obra de Guamán sea de precisión severa, docta y ajustada a la verdad, quienes la han estudiado encuentran severas contradicciones y otros defectos a esta singularidad que fue madurando y envejeciendo con su autor en natural y progresivo deterioro senil.

Testigo excepcional vio sufrir y sufrió la dureza de trato y la expoliación en las minas, que le llevó a dibujar, anotar y compilar con el propósito de hacerlo de dominio del Rey de España y, de paso, granjearse su voluntad para obtener algún importante cargo en la colonia. Guamán Poma estaba persuadido que el monarca español desconocía la tropelía y la devastación de población y riqueza que oficiaban las reales autoridades, pero estaba equivocado pues el soberano si estaba al tanto y muy satisfecho con las cuantiosas y puntuales remesas que llenaban sus arcas gracias a la competente diligencia de sus funcionarios virreinales.

Es de importancia para los estudios del pasado peruano y un feliz acontecimiento cuando el doctor Pietschmann dio para su sorpresa y beneplácito con aquella crónica que había dormido los últimos siglos en el aquel anaquel de la Real Biblioteca de Copenhagen y se avocó a su estudio y divulgación. Un acontecimiento en la tercera década del SXIX.

Se suma en importancia para conocer el pasado de la cultura peruana a Los Comentarios Reales de los Incas del ilustre Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso, cusqueño de nacimiento y cordobés por adopción. 

La obra despertó de inmediato la atención de los estudiosos y muchos de ellos viajaron a Copenhagen para ver el manuscrito y leer directamente en él. Es entonces que el científico francés Paul Rivet da a la prensa la obra en edición facsimilar algunos de cuyos ejemplares fueron adquiridos por estudiosos peruanos que han podido dar cuenta de su importancia.

Sobre el particular hemos leído la obra -inicialmente destinada a tres tomos pero impresa únicamente los dos primeros- del profesor huamanguino, señor Guillermo Ludeña de la Vega (La obra del cronista indio Felipe Guamán Poma de Ayala, impresa en Lima en febrero de 1975) sobre cuya base y grabados hemos compuesto la exposición iconográfica que presentamos que fuera prolijamente tratada por el estudioso y paisano del cronista indiano a la vista del facsímil de Paúl Rivet del viejo manuscrito, ahora patrimonio de la célebre biblioteca danesa.

El sitio de la Real Biblioteca de Copenhagen, es el portal oficial con datos precisos, en línea -on line- sobre la obra y su autor, así como las transcripciones, de las cuales colocamos el Prólogo y su ampliación en el lenguaje del cronista peruano (Ver)


PRÓLOGO AL LETOR cristiano que leyere deste dicho libro, biendo la ocación en las manos el escrito, para sacar en linpio estas dichas historias ube tanto trabajo por ser cin escrito ni letra alguna, cino no más de quipos [cordeles con nudos] y rrelaciones de muchas lenguaxes ajuntando con la lengua de la castellana y quichiua ynga, aymara, poquina colla, canche, cana, charca, chinchaysuyo, andesuyo 1, collasuyo, condesuyo, todos los bocablos de yndios, que pasé tanto trauajo por ser serbicio de Dios Nuestro Señor y de su Sacra Católica Magestad, rrey don Phelipe el terzero.

Gasté mucho tienpo y muchos años, acordándome que a de ser prouechoso a los fieles cristianos para emienda de sus pecados y malas uidas y herronías y para confesarse los dichos yndios, y para que aprenda los dichos sazerdotes para confezarlos a los dichos yndios y saluación de las dichas ánimas y la dicha ynpreción y gozo deste dicho libro, Primer y nueua corónica y de uien uiuir de lo dichos cristianos, yntitulado de los primeros que auido coronestas y áuiles, ynprimido por auilidad de los yndios préncipes y señores2 del rreyno de las Yndias.

Y la dicha merced pide y suplica para cienpre de la dicha ynpreción a su M[agestad], del dicho libro conpuesto por el dicho autor, don Felipe Guaman Poma de Ayala, señor y capac apo, ques préncipes3, pues que lo merese de la dicha auilidad y trauajo.

/ khipu /

1 [2004:] Por debajo de “andesuyo” se lee “condesuyo”. Es una corrección que Guaman Poma habrá hecho mientras redactaba el texto.

2 “Préncipes y señores” fue originalmente “prencipal y señor”.

3 Se repite el cambio de “prencipal” a “préncipes”. [2004:] Es decir, Guaman Poma modificó “cacique prencipal” a “capac apo, ques préncipes”.

Secuencia de los grabados tomada del libro del profesor ayacuchano Guillermo Ludeña de la Vega, con sus interesantes pies de grabado:




Caratula del Manuscrito































































Virreyes durante la vida y obra de Felipe Guamán. Período de su dilatada existencia, entre 1534 a 1615, 81 años:

1. Virrey.- Don Blasco Núñez de Vela, (17 mayo de 1544 hasta el 18 de enero de 1546 en que fuera muerto en la batalla de Añaquito)
2. Virrey.- Don Antonio de Mendoza, marqués de Mondéjar (1551-1561)
3. Virrey.- Don Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete. (1555-1561)
4. Virrey.- Don Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nyeva. (1561-1564)
5. Virrey.- Don Francisco de Toledo, conde de Oropesa. (1569-1581)
6. Virrey.- Don Martín Enríquez de Almanza. (1581-1583)El Calendario Gregoriano empieza el 15 de octubre de 1582.
7. Virrey.- Don Fernando de Torres y Portugal, conde de Villar don Pardo. (1584-1589)
8. Virrey.- Don García Hurtado de Mendoza, Segundo marqués de Cañete. (1589-1595)
9. Virrey.- Don Luis de Velasco, marqués de Salinas. 1596-1598)
10. Virrey.- Don Gaspar de Zúñiga Acevedo y Figueroa, conde de Monterrey. (1604-1606)
11. Virrey.- Don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros. (1607-1614)
12. Virrey.- Don Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache. (1614-1621)


Créditos:

Profesor Guillermo Ludeña de la Vega, La obra del cronista indio Felipe Guamán Poma de Ayala, Lima, 6 de febrero de 1975.

Datos generales de la Crónica:


Felipe Guamán Poma de Ayala: El primer nueva corónica y buen gobierno (1615/1616) (København, Det Kongelige Bibliotek, GKS 2232 4°)